jueves, 6 de septiembre de 2012

CAPITULO I "Una buena idea"

     El ruido es intenso en el interior de la taberna, nada extraño, ya que al anochecer siempre está llena. Las ardillas corretean por las baldas de madera que están sujetas a las paredes a modo de barra, devorando comida aquí y allí., sin que ninguno de los parroquianos se inmute, ya que las ardillas son sagradas en el reino de Ision.

     Una de las ardillas, de delgada silueta y rabo pomposo, cansada ya del cargante ambiente del local decide salir al exterior  corriendo ágilmente, saltando de mesa en mesa y esquivando algún que otro borracho que intenta cogerla para acariciarla, atraviesa una de las ventanas que da al exterior con tan mala suerte que choca contra la cabeza de Xells.

     -Mierda de ardilla- maldice en tono bajo mientras observa como el animal desaparece rápidamente de su vista, y es que Xells no es habitante de Ision, de hecho él se considera habitante del mundo y las religiones y culturas le importan lo mismo que la ardilla que acaba de chocar con su cabeza. De hecho, lo único que esta noche le importa es poder echar algo a su estómago, cosa bastante difícil porque aparte de que “El Pez” es la única taberna del pueblo, la deuda que ha contraído con su dueño asciende ya a cantidades que sabe que nunca podrá pagar, bueno tal vez, si se pusiera a trabajar si, pero Xells esta demasiado ocupado viviendo la vida como para preocuparse de eso.

     Muy despacio vuelve a incorporarse y a mirar por la ventana de la taberna, inspecciona uno a uno a todos los que en ella se encuentran buscando a alguien “solidario” que le pague la cena. Sus ojos se detienen en una mesa a la que están sentados tres hombres, conoce a Egeno, un leñador local, vestido con pieles, de pelo rizado, corpulento, barba negra y aspecto hosco. Frente a el lo que parecen ser un mercader y su guardaespaldas, el primero muy bien vestido, con sedas y linos, va bien aseado, esta un poco obeso y tiene la cabeza afeitada; el segundo corpulento, con cara de pocos amigos, pelo corto y una gran espada colgando del cinto de cuero marrón que hace juego con el resto de sus ropas.

     “Estos servirán”- piensa Xells- “un mercader en busca de leña siempre tiene dinero, ¿pero que puedo ofrecerle?-empieza un metódico recorrido por sus bolsillos, los visibles y los que no lo son, alguna pieza de cobre, insuficiente para pagar nada. Sus cuchillos, dos armas con mango de madera adornado con ribetes dorados que lo rodean, y quince centímetros de hoja muy afilada, perfectamente equilibrados para ser lanzados y que le han sacado de apuros en mas de una ocasión. Descubre en el bolsillo mas oculto, casi en la espalda de su chaqueta, su posesión mas preciada, una bolsita con Aniada, esto si que valdría dinero, pero jamás se desprendería de ella, ya que le recuerda la única vez que estuvo enamorado en su vida, su amada, una sacerdotisa de Sensis, su amor, imposible, y mucho menos cuando ella se entero de que había ido a visitar el templo no para rezar sino para robar la planta curativa, y es que nada cura tan rápido y tan bien como la Aniada.

     -“Nielsa”- el recuerdo de la sacerdotisa acude a su mente, fueron pocos días los que paso en su compañía hasta que pudo ganarse su confianza. pero era tan bella y tan amable que varias veces pensó en renunciar al robo. El ruido de sus tripas le devuelve al presente y a su búsqueda, encuentra un papel, al abrirlo descubre que es un mapa del lago Fuecon que muestra el punto exacto de un hundimiento, y es que por el Gran lago navegan innumerables navíos, ha habido grandes batallas y como consecuencia muchos naufragios, hay gente que se dedica exclusivamente a buscar estos barcos hundidos y sus tesoros. “Vaya creo que he tenido una buena idea”- piensa riendo para si mismo. Estira el papel, lo limpia lo mejor que puede, lo enrolla, se arregla la ropa, y se dispone a entrar a “El Pez”.

     La noche va bien para Obed, el local esta lleno, solo ha habido una pelea en la que el mismo ha hechado a patadas  a los hermanos Bodrek, su mujer en la cocina, no consigue sacar a tiempo las raciones de patatas, los filetes de carne, o los muslos de pollo deshuesados, y sus hijas tampoco paran de servir cerveza y vino,  -“habrá una buena caja”- piensa regocijándose mientras recoge de la barra las jarras vacías. La puerta de la taberna se abre, Obed se prepara para recibir con la mejor de sus sonrisas a su nuevo cliente, cuando ve que el que entra es Xells la expresión de su cara se vuelve hostil, -”hijo de puta, ¿Qué busca por aquí? No pienso fiarle mas y como se le ocurra acercarse a alguna de mis niñas lo capo”.

    Para sorpresa de Obed, en vez de ir  a la barra con una nueva excusa para conseguir una cena gratis, o contarle a sus hijas algún relato triste acerca de lo desgraciada que es su vida, arrastrándose por cualquier plato que estas pudieran “extraviar” para el, Xells se dirige directamente a la mesa en la que tres hombres celebran que han llegado a un acuerdo en la compra-venta de madera.

    -Hombre, Xells- saluda alegremente Egeno dedicándole una amplia sonrisa a la que le falta algún diente y dando muestras de que el aguardiente empieza a hacerle efecto- siéntate con nosotros, cuéntanos alguna de tus historias, tenéis que escucharle, este chico podría haber sido bufón real ja,ja,ja,ja.

    -Me encantaría, pero hoy tengo la garganta un poco seca y no puedo hablar bien.

     -Por eso no te preocupes, Obed, una jarra de cerveza para Xells, y no pongas esa cara, que la pago yo ja,ja,ja, venga, no te hagas de rogar y siéntate, estos son Orescen y su guardaespaldas que nunca ríe Saycon.

    -¿Sabes que es malo beber con el estomago vacío?

     -Trae también una ración de tus patatas cocidas-pide nuevamente Egeno- y tu siéntate si quieres comértelas o me las comeré yo ja,ja,ja,ja.

    -Esta bien- “por lo menos la cena ya la tengo” piensa Xells mientras toma asiento “ a ver que mas les puedo sacar- bueno, os voy a contar la vez en la que un amigo y yo confundimos setas del árbol negro con setas del viento, ¿sabéis por que las llaman setas del viento?, porque te hacen volar je,je,je,je.

     Tras el relato de las setas siguieron otros tantos, amenizándolos con algún que otro chiste mientras ingería la comida, las risas de Egeno y Orescen se oían desde fuera de la taberna, incluso Saycon sonreía de vez en cuando, tras dos horas y otras tantas jarras de cerveza, Xells pensó que había llegado el momento de intentar vender el mapa. Discretamente deja caer el papel de su bolsillo y tras unos breves instantes aparenta sorpresa cuando lo ve en el suelo, lo recoge nervioso y lo vuelve a meter en su chaqueta, cerciorándose de que sus acompañantes se den cuenta.

     -¿Qué es eso?- pregunta el leñador- ¿Qué escondes pícaro?

    -Nada, una tontería que me dieron.

     -¿Qué te dieron?¿no será que lo cogiste?

     -La verdad es que no lo recuerdo bien ja,ja,ja,ja, puede que si, lo encontré en mi poder después de una noche de aguardiente, setas  y apuestas ja,ja,ja,ja.

     -¿Por qué no nos lo enseñas?-pregunta el mercader- a lo mejor me interesa si es alguna antigüedad, también comercio con antigüedades.

     -Esta bien, la verdad es que me vendría bien el dinero, y al tabernero también ja,ja,ja,ja- mientras ríe despliega el mapa sobre la mesa-¿Qué os parece?

     -Pues es antiguo-dice Orescen mientras lo examina minuciosamente- ¿te dijeron que marca exactamente?

     -Un hundimiento- “es antiguo dice, joder al final voy a tener suerte, cena y dinero, tengo que sacarle lo suficiente como para irme a otro pueblo, a Obed ya le pagare luego”- ¿te interesa entonces?

     -Depende, ¿Cuánto pides?

     -Diez piezas de oro.

     -¿Por un mapa del que no conoces su procedencia ni si lo que marca es real? No me hagas reír, te doy 1 pieza de oro porque es antiguo, no esperes nada mas.

     Por un momento Xells piensa en que hacer mientras observa los ojos de su interlocutor clavándose en cada uno de sus gestos. ¿Es el momento de hacerse el duro a ver si sube la oferta? ¿o mejor coger el oro? “con una pieza de oro no voy a ningún sitio, necesito al menos cinco” se dice a si mismo antes de dar una contestación.

     -cinco piezas de oro, por menos no lo doy, prefiero arriesgarme y buscar yo mismo el lugar, quien sabe lo que puedo encontrar a lo mejor vale mas de lo que te estoy pidiendo.

     -No hay trato-dice el mercader. Al oír su repuesta Xells empieza a lamentar el no haber aceptado, mas vale una pieza que ninguna.

     -Deberías aceptar- la voz de Saycon rompe el tono monótono de la conversación- dale las cinco piezas y probemos suerte, el lago Fuecon es famoso por todas las batallas y hundimientos que en el han tenido lugar, muchos se han hecho ricos con lo que han encontrado en su fondo, así podrías establecerte y no tener que dar tumbos de un lado a otro comprando madera, y yo, con mi parte, me retiraría a algún lugar tranquilo.

     -Esta bien, pero como no encontremos nada no pienso pagarte los días que invirtamos en la búsqueda. No tengo el dinero aquí -dice dirigiéndose a Xells- dormimos en la posada, acompáñanos y te lo doy.

     Un fuerte apretón de manos cierra el trato, los cuatro se levantan, Egeno con algo mas de dificultad que los otros debido a las numerosas rondas, pagan y se dirigen hacia la salida, son los últimos en abandonar “el pez“, ni las ardillas están allí para despedirlos.

     La noche esta ya avanzada, y una suave brisa de primavera los recibe cuando salen a la calle principal del pueblo. Xells mira las piedras que componen la calzada, y poco a poco su mirada se levanta hasta observar las estrellas, esta contento todo ha ido perfecto, por fin podrá abandonar el pueblo, de pronto nota en su cuello algo mas afilado que la brisa.¿Qué haces? Oye la voz del leñador.

     -Este ha querido engañarnos -responde Saycon mientras presiona un chuchillo contra el cuello de Xells- he visto como tiraba el papel al suelo a propósito, vete tu a saber si no ha dibujado el mapa el mismo.

     -No, el mapa es autentico y antiguo eso puedo asegurártelo -intercede Orescen- suelta al chico.

     -Aunque sea autentico, ¿a cual de vosotros se le da bien bucear?, este bastardo se sumergirá por nosotros así aprenderá, ¿os parece bien?

    Xells espera que alguien salga en su defensa, que lo suelten pero lo que oye es un “tienes razón” al unísono de Orescen y Egeno. En ese momento empieza a pensar que lo de vender el mapa tal vez no fuera tan buena idea.
    

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